jueves, 28 de mayo de 2009

La Santa Discriminación

Desde La Puerta Angosta:

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Martes, 26 de mayo de 2009

La Discriminación de Dios


Por aquel tiempo Jesús dio una respuesta, diciendo: «Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque encubres estas cosas a los sabios y a los prudentes, y las revelas a los pequeños». (Mt. XI, 25)

Dice Monseñor Juan Straubinger comentando este pasaje:
El Evangelio no es privilegio de los que se creen sabios y prudentes, sino que abre sus páginas a todos los hombres de buena voluntad, sobre todo a los pequeñuelos, esto es, a los pobres en el espíritu y humildes de corazón, porque «aquí tienen todos a Cristo, sumo y perfecto ejemplar de justicia, caridad y misericordia, y están abiertas para el género humano, herido y tembloroso, las fuentes de aquella divina gracia, postergada la cual y dejada a un lado, ni los pueblos ni sus gobernantes pueden iniciar ni consolidar la tranquilidad social y la concordia» (Pío XII en la Encíclica ‘Divino Afflante Spiritu’).

Y dice S.J. Crisóstomo:

Todo lo que el Señor dijo a los Apóstoles en este pasaje, tiene por objeto el hacerlos más precavidos, porque era natural que tuviesen un concepto elevado de sí mismos, aquellos que lanzaban los demonios. De aquí el reprimir este concepto, porque cuanto se había hecho en su favor no era resultado de su celo, sino de la revelación divina. Por eso los escribas y los fariseos, teniéndose por sabios y prudentes, cayeron por efecto de su orgullo. De donde resulta que si por su orgullo no les fue revelado nada, también nosotros debemos tener miedo y ser siempre pequeños: pues esto hizo que vosotros gozaseis de la revelación. Y como dice San Pablo: "Los entregó Dios a su réprobo sentido" ( Rom 1,26). No dice esto para afirmar que Dios es el que produce ese efecto, pues Dios no hace mal, sino que aquellos fueron causa inmediata de ello. Por esta razón dice: "Ocultaste estas cosas a los sabios y a los prudentes". ¿Y por qué razón se las ocultó? San Pablo expone la razón en estos términos: "Porque queriendo establecer su propia justicia, no estuvieron sometidos a la justicia de Dios" ( Rom 10,3).

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 38,1-2

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Nota: Entiéndase -con respecto al título del post- discriminación, en su sentido tradicional. Discriminar es hacer una distinción.

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