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Domingo, 7 de diciembre de 2008
¡POR UN SOLO PECADO MORTAL!

¡POR UN SOLO PECADO MORTAL!
Nuestro Misericordioso Dios y Señor, con un Amor Perfecto, y por tanto sobrehumano (no es como el de los hombres) e intachablemente justo:
a) Convirtió a millones de ángeles en horribles demonios para toda la eternidad.
b) Arrojó a nuestros primeros padres del paraíso terrenal condenándolos a ellos y a todos sus descendientes al dolor y a la muerte corporal y a la posibilidad de condenarse eternamente aun después de la redención realizada por Cristo.
c) Exigió la muerte en la cruz de su Hijo muy amado, en el cual tiene puestas todas sus complacencias para redimir al hombre culpable (San Mateo 17,5).
d) Mantendrá por toda la eternidad los terribles tormentos del infierno en castigo del pecador obstinado.
¿Quién de nosotros querrá hacerse más grande y misericordioso que su Señor? ¿Acaso nuestra soberbia será tal, que nos llevará a desaconsejar el arrepentimiento, la confesión y la penitencia -anteponiendo a los hombres antes que a un Bondadoso Dios Crucificado- disculpando a nuestros hermanos o a nosotros mismos ante la infinitud de un Pecado Mortal?
Pues infinita es la ofensa al Amor Infinito como para que no merezca en justicia un infinito castigo.
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